martes, 1 de abril de 2008
What it Feels Like
La revista gringa para hombres, Esquire, viene con una sección que se llama “Lo que se siente” o “What it feels like”, en la que gente que ha tenido experiencias loquísimas describe lo que se siente estar en su pellejo. Aquí van un par de situaciones que me parecieron sobresalientes.
La primera es de Craig Strobeck, un aspirante a actor que tiene un desorden obsesivo compulsivo.
“En el momento en que me meto en la ducha, siento que estoy exhausto y me preparo para una o dos horas adentro de ella. No tengo ganas, pero sé que lo tengo que hacer para mantenerme limpio. Siempre empiezo de mi cabeza hasta los pies, todo tiene su ritual específico.
Lavarme el pelo me toma como una hora. Lavar mi frente toma sesenta pasadas con la esponja. Nunca 61 veces. Cuando lavo mis extremidades, me paso el jabón tan fuerte que se siente que mis huesos están tocando el jabón.
Cuando me empieza a doler, recién ahí siento que ha lavado bien cada área de mi cuerpo. A veces, después de estar completamente vestido, vuelvo a la ducha, a veces con ropa, a veces desnudo, porque he sentido que alguna parte de mi cuerpo no está lo suficientemente limpia. Se me repite una voz en la cabeza que me dice: “estás listo, pero igual quieres hacerlo de nuevo”. También tengo este sentimiento de que algo horrible me va a pasar si no hago un cierto ritual o tarea. La presión para hacerlo es devastadora como una voz diciendo ´no pares`, como una locomotora fuera de control”.
Brad Byers de 42 años describe lo que siente tragar espadas:
“Cuando empecé a tragar espadas tenía la más extraña sensación de tener un frío sable de fierro bajando por mi esofago. Ahora eso se siente natural
Puedo tragar hasta 10 espadas. Las pongo acostadas en la parte de atrás de mi garganta para suprimir el reflejo de expulsarlas, como cuando uno se mete los dedos adentro de la boca. Mientras más apretado se siente, más cuesta controlarse. Cuando me introduzco hartas espadas siento mi corazón latiendo contra ellas. Si retuerso una espada le da a mi garganta una sensación cruda y seca. Mi garganta tiene un hoyo atrás de tanto hacer el acto.
Sólo una vez me salió mal. Estaba actuando en la inauguración de una gran mall, cuando llamé a un tipo enorme para que empujara las espadas por mi garganta hacia abajo. Le di la señal para que parara, pero el tipo empujó la espada demasiado fuerte. Sentí que el fondo de mi estómago se dilataba. Me saqué la espada y no había sangre en la punta, asi que pensé que estaba bien y me tragué siete espadas más. Cuando me las saqué, las siete estaban bañadas en sangre.
Desde ahí en adelante, sólo dejo a la gente sacarme las espadas de adentro; jamás empujarlas garganta abajo. Esa fue la gran lección”.
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