lunes, 22 de octubre de 2007
Harold and Maude
No pude evitar acordarme de Harold and Maude, una peli de culto del cine norteamericano, cuando supe de la muerte de Adelfa, la esposa argentina de 82 años, recién casada con Reinaldo, un tipo que se empinaba por los tiernos 24. El doctor de Adelfa dice que murió porque vivió emociones demasiado fuertes al darse cuenta que los medios argentinos le estaban dando duro a su amor. Al parecer, razones hay. Reinaldo sabía de la crítica condición de su esposa desde la noche del viernes. Aún así, hasta hoy lunes en la noche el hombre todavía no aparece.
Harold nunca le hubiera hecho eso a Maud.
A pesar del rico humor negro del film (H and M fue escogida por Bravo en el puesto 42 de las 100 pelis americanas más chistosas), el celuloide mostraba una historia de amor verdadera entre un teenager y una viejecita. En este caso, razones para el romance habían hartas.
Harold era un chiquilín de familia acomodada bastante travieso que mataba el tiempo inventando diferentes simulacros de suicidio y asistiendo a funerales de gente a la que no conocía. Aunque esto suena a Chuck Palahniuk, hay que tener en cuenta que el film fue rodado en 1971 y que fue ayudado a entrar al panteón del cine de culto por las grandiosas canciones de Cat Stevens (recomiendo bajar Don´t be shy e If you want to sing out, sing out, compuestas especialmente para el film).
El caso es que en los funerales, Harold empieza a avistar a Maude, lady que se encuentra en las ceremonias por razones poco claras. Ambos se hacen amigos y comienzan a frecuentarse. Maude tiene un número tatuado en el antebrazo, signo de que es una sobreviviente del Holocausto. Harold es un niño con todas las necesidades cubiertas, lo que también lo hace ser un niño con la necesidad de hacer pelotudeces. La mezcla es dinamita, porque el triste pasado de Maude la hace ser una señora que vive cada momento a concho, así, hasta el último sorbo. El loco de Harold acepta ir por el viaje, a pesar de que ni siquiera tiene la suficiente edad para conducir, y se enamora en el proceso. Perdón, ambos se enamoran en el proceso. Hay sexo implícito, no mucho, pero hay. Y lo que es mejor, hay onda, demasiada onda entre Harold and Maude. Aquí es entonces, donde la historia de Reinaldo y Adelfa entra a la ecuación: ¿Habrá habido tanta onda entre ellos dos? ¿Tanta como la de Harold and Maude? Espero que sí.
Adelfa, loca linda. Descansa en paz.
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2 comentarios:
Bello texto, de veras, muy sentido. Ya estaba bueno de berrinches. Cuando vi H&M tenía la edad de Harold, era cine de trasnoche, y lamento no haberla visto de nuevo, aunque es, claramente, de esas películas indelebles ¿cuántas veces habrá que verla?. Creo que en algún momento todos bucamos nuestra Maud. Casi como un rito de pasaje, incluso las Maud del mundo buscan sus Harolds...
es dificil no ponerme arquetípico los días de calor.
Sólo resta que Adela tuviese la entereza y lucidez de Maud en la culminación de su vida. Harold todavía viaja.
Talvez escriba un "haroldwannabe".
Salud dinero y achú.
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